La revolución de la IA en el derecho: más allá del adiestramiento, hacia una formación crítica y ética
Desde la disrrupcion creada por el lanzamiento de ChatGPT en 2022, el sector legal ha experimentado una transformación acelerada. La inteligencia artificial generativa ha redefinido la manera en que los abogados gestionan la información, automatizan procesos y ejercen su profesión. En Colombia, al igual que en el resto del mundo, hemos visto un auge en la oferta formativa sobre herramientas de IA para juristas. Sin embargo, este entusiasmo viene acompañado con varios riesgos; uno de ellos, convertir la formación en un mero adiestramiento técnico sin una reflexión crítica sobre su impacto ético y legal.
Tal como se advierte en el Reglamento de Inteligencia Artificial de la Unión Europea (Reglamento UE 2024/1689), la regulación de la IA debe garantizar no solo la innovación, sino también la protección de derechos fundamentales, la seguridad jurídica y el fortalecimiento del Estado de derecho. No podemos permitirnos que la enseñanza del “nuevo” derecho se limite a “aprender a usar la herramienta”; debemos cuestionar qué implicaciones tiene su uso en el ejercicio profesional, la transparencia y la justicia.
IA y derecho en Colombia: una necesidad urgente de formación integral
En un país con un sistema legal complejo y desafíos socioeconómicos particulares, la necesidad de formar abogados con conocimientos profundos en IA es apremiante. No basta con saber cómo formular preguntas a un modelo de lenguaje; es imprescindible comprender cómo y por qué genera sus respuestas, qué sesgos pueden influir en sus decisiones y cómo su uso puede alinearse con los principios éticos y normativos de nuestra sociedad.
El Documento CONPES 4144 de 2025, que establece la estrategia nacional para el desarrollo y uso ético de la inteligencia artificial en Colombia, resalta precisamente la necesidad de fortalecer las competencias en IA dentro del sector legal. Este documento enfatiza que el impacto de la IA en áreas como la resolución de disputas, la gestión de datos legales y la automatización de procedimientos debe estar acompañado de mecanismos de gobernanza que eviten riesgos asociados a la opacidad algorítmica y la discriminación automatizada.
Un abogado que desconoce los fundamentos técnicos y éticos de la IA está en una posición de desventaja para supervisar resultados, evaluar su fiabilidad y, sobre todo, garantizar un uso responsable y alineado con principios democráticos.
Me sorprendió al leer la noticia reciente sobre el caso de varios abogados de Morgan & Morgan que fueron sancionados por el uso inadecuado de la IA en la elaboración de documentos legales. Este incidente pone de manifiesto los riesgos de depender de la tecnología sin una comprensión crítica y ética de sus implicaciones. Si incluso abogados de una firma de prestigio pueden cometer errores de tal magnitud, queda claro que la formación en IA no puede reducirse a un simple entrenamiento en herramientas, sino que debe incluir una sólida base conceptual y deontológica.
Ética y gobernanza: la piedra angular de la transformación digital del derecho
El Reglamento de IA de la UE establece un marco de gobernanza que busca equilibrar la innovación con la protección de derechos fundamentales, categorizando los sistemas de IA según su nivel de riesgo. Inspirándonos en este modelo, Colombia debe fortalecer sus propios mecanismos de supervisión y establecer lineamientos claros para la implementación de IA en el sector legal.
En este sentido, las facultades de derecho tienen un papel crucial. La formación en IA no puede limitarse a la enseñanza de herramientas; debe integrar marcos conceptuales sólidos sobre ética, normatividad y derechos fundamentales. Los futuros abogados deben comprender la discriminación algorítmica, los riesgos en la toma de decisiones automatizadas y la necesidad de un escrutinio crítico ante las tecnologías emergentes.
Aquí me surge una pregunta trascendental para la academia: ¿Cómo deben estructurarse los planes de estudio en derecho para formar profesionales que no solo usen la IA, sino que comprendan su impacto en la justicia y la sociedad?
El desafío no es menor. Si la academia no asume esta responsabilidad, corremos el riesgo de formar abogados que, lejos de liderar la transformación digital del derecho, sean simples usuarios de herramientas que no comprenden a profundidad. Es momento de actuar.
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